Su nieto Rafa escribe:
Juan Pérez Gavidia nació el 17 de septiembre de 1904 en Ayora (Valencia), albañil, de familia humilde dedicada al transporte por carretera, casado con Mercedes Martínez Maluenda y padre de tres hijos: Vicenta, Sofía y Raúl. Fue presidente de la U.G.T y de la Casa del Pueblo de Ayora, militante de Izquierda Republicana, vocal del Comité revolucionario y concejal de Orden Público durante la República y posterior guerra, durante la cual ejerció de cabo primero bajo el mando de su hermano, el teniente Miguel Pérez Gavidia. Durante su vida, Juan luchó por los derechos de la clase trabajadora, como la jornada laboral de ocho horas.
Cuando se produjo la sublevación golpista contra la República, Juan dormía en su casa la siesta y se despertó sobresaltado por un grito de Mercedes, que había ido a por agua y se había encontrado en la fuente los sesos del cura del pueblo. Enseguida acudió donde los defensores de la República habían apresado a hombres afines al levantamiento, a los cuales querían matar, pero Juan lo impidió para que fueran juzgados en la capital.
Cuando la guerra tocaba su fin, Juan fue apresado y trasladado al campo de concentración de Monforte del Cid (Alicante), donde las condiciones infrahumanas obligaban a los presos a alimentarse con hojas de almendro. Tras varias semanas allí, lo liberaron junto a otros compañeros. Algunos aprovecharon para embarcar en Alicante y exiliarse, pero Juan decidió volver a casa. Nada más llegar a Ayora, su cuñado (marido de su hermana Matilde) le denunció. Juan apenas había podido abrazar a su mujer e hijos cuando fue detenido de nuevo. En la prisión de Ayora fue torturado. Tales eran las palizas que no fue capaz de abrazar a su hija Vicenta el único día que permitieron a su familia visitarlo. Poco después, Juan y su hermano Miguel, también detenido, fueron llevados a la Prisión Modelo de Valencia.
La represión franquista se ensañó con la familia de Juan. Su hermano Ángel fue asesinado en el cementerio de Ayora tras la victoria fascista, su hermano Segundo fue condenado a prisión y su hermano Rafael condenado a muerte, pena que no se llegó a cumplir por la intercesión de la familia de su novia, siendo conmutada por 30 años de prisión. A sus padres se les confiscó la casa familiar, las tierras y el negocio de transportes. Al quedar en la calle fueron recogidos por un familiar. Poco después, la madre de Juan falleció, y su padre, que no quería abandonar Ayora, fue recogido por Matilde y su marido (delator y torturador de sus hijos). Pasados unos meses, estos denunciaron al padre de Juan, que fue recluido en la Prisión Modelo de Valencia pero allí, al ser tan mayor, fue recogido por las monjas, a quienes él ayudó después en las labores de cocina y lavandería.
Juan fue denunciado por diversas personas de Ayora [1] (algunas a las que él había salvado la vida tras el inicio de la sublevación) y sometido a juicio sumarísimo de urgencia el 10 de mayo de 1939. Fue acusado [2] de inducir indirectamente la ejecución de personas afectas al golpe de Estado, de participar en la detención y/o testificar contra otras personas de la misma ideología que fueron ejecutadas o que recibieron penas de prisión, de destruir bienes religiosos y de incautar madera y cosechas procedentes de fincas de terratenientes. Fue hallado culpable de «adhesión a la rebelión» y condenado a muerte al igual que su hermano Miguel, según sentencia firmada el 30 de junio de 1939 por un tribunal militar presidido por el teniente coronel Óscar Boán Callejas [3]. Los dos hermanos fueron fusilados en Paterna el 6 de noviembre de 1939, y enterrados en el cementerio de esta localidad, en la Fosa 94.
Mercedes había pasado días sentada en una silla a la puerta de la cárcel con la esperanza de ver salir a su marido. Ya viuda, con numerosos familiares ejecutados o presos, un hermano desaparecido en la guerra y su hermana Consuelo casada con el Jefe de Falange local (José Toledo Sánchez), que no hizo nada para salvar a Juan, Mercedes sacó adelante a sus hijos en Ayora. Allí fue vigilada y humillada por la Guardia Civil, que registró su casa varias veces. También, ella y sus hijos, sufrió el desprecio de sus paisanos franquistas. Años después emigró a Carcaixent y, más tarde, a Barcelona. El miedo calló su boca. Solo contaba que, cuando la guerra estaba acabando, le decía a su marido que huyera, a lo que Juan replicaba: “yo no he hecho nada, por político me apresarán, pero luego saldré porque no maté a nadie ni hice nada malo, solo tengo ideas distintas”.
[1]
Archivo General e Histórico de Defensa (Madrid), Expediente nº 18285, nº de orden 27625 (procedimiento sumarísimo de urgencia 1094V). Todas las informaciones referidas al juicio de Juan Pérez Gavidia proceden de este expediente.
Personas que delataron o acusaron a Juan Pérez Gavidia:
• Enrique Teruel Julas (industrial) (C/Burriana, 47).
• Miguel López Gómez (chófer).
• José del Campo Pi (propietario) (C/ de la Marquesa 66).
• Lorenzo Sánchez Anaya.
• Blas Sanz Pardo (jornalero) (C/ del Carril, 12).
• María Martínez Martínez (viuda).
[2]
Personas (“de reconocida solvencia moral y adictas al Glorioso Movimiento”) que atestiguaron la veracidad de las acusaciones:
• José Hermosín Mármol.
• Rafael Ávila Sánchez.
• Pascual del Campo del Campo.
• José del Campo Pi.
[3]
Oficiaron como vocales del tribunal militar Vicente Quintana Pombo, Alfonso García Martínez y Federico García León, siendo el vocal ponente Carlos Pombo Somoza. Todos ellos firmaron la sentencia a pena de muerte.